En el año 1960, Janet Leigh era una de las actrices más grandes de Hollywood. Se había hecho muy popular en las películas de MGM, era reconocida en todo el mundo y su cara era lo más atractivo de la nueva película de Alfred Hitchcock, Psicosis. Poco se imaginaba el público que el director pretendía matarla a la mitad de la película en una escena mítica, dejando que Vera Miles tomara las riendas. Y aunque a día de hoy nos parezca algo normal, en su día matar a tu estrella a mediados del segundo acto era considerado una absoluta locura.
¿Te gustan las películas de terror?
Tomando como base a Alfred Hitchcock, Wes Craven hizo lo mismo con Drew Barrymore: nadie esperaría en la sala que una de las actrices más famosas del cine a finales de los 90 apareciera solo para ser acuchillada, ¿verdad? No solo era sorprendente, sino que además marcaba una pauta que en pleno 2024, con la séptima película por estrenarse, sigue en pie: en Scream puede morir cualquiera, por cariño que le tengas al personaje.
Aunque, de hecho, no fue algo tan intencionado como parece. De hecho, los productores querían que Barrymore hiciera de Sidney Prescott, la protagonista (que acabó recayendo en Neve Campbell), pero ella misma decidió coger el pequeño papel de Casey Becker porque le gustaba más... Aunque los rumores indican que quería dejar el proyecto del todo, y solo aceptó salir para no decepcionar a los Weinstein. Sí. Esos Weinstein.
De hecho, como curiosidad, fue esta escena la que convenció a Richard Potter, el director de desarrollo de Miramax, de que se tenía que hacer la película en ese mismo momento. Aunque al leer el guion esperaba encontrarse con una estupidez derivativa, se enganchó con aquel "¿Te gustan las películas de terror?" e insistió en pagar más que nadie para conseguir los derechos. El resto, como se dice, es historia del terror... Y, por qué no decirlo, uno de los motivos por los que los millennials no cogemos el teléfono. Por si acaso.